La leyenda de Melusina
La leyenda del hada Melusina, una figura mitad mujer mitad serpiente, dejó de ser una leyenda popular en la Edad Media y se convirtió en
un símbolo. En la leyenda, como lo proponen Jean D'Arras, Couldrette y Thiiring
von Ringoltingen, se cuenta que Raimondin, un rey, se enamora de Melusina, a quien
se encuentra en medio del bosque, y se casa con ella a condición de que él
mantenga una promesa a la que no se da mayor explicación, no puede verla ningún
sábado (Melusina tiene que convertirse en serpiente todos los sábados, ella
considera que debe mantener esta metamorfosis en secreto, ya que si su esposo
descubre su particularidad, lo perderá).
Melusina tenía muchas riquezas por lo
que le dio un castillo al rey donde ambos podrían vivir; tuvieron varios hijos
que, por desgracia, nacieron con malformaciones; sin embargo, el rey seguía enamorado
de Melusina. Los dos viven un periodo feliz hasta que un miembro de su familia
le convence que debería vigilarla, Raimondin La vio bañándose en una gran tina
de mármol; se estaba peinando los como habitualmente, pero de
cintura para abajo, en lugar de piernas, tenía una gran cola de serpiente. En
aquel momento no sintió horror, sino una gran tristeza por haber roto el
juramento que había hecho a su esposa. Decidió guardar el secreto y no decir
nada de lo que había visto, ni siquiera a ella.
Sin embargo, el mal ya estaba hecho. Poco después, su hijo
Geoffroy se peleó con uno de sus hermanos, Freimond, cuando este se refugió en
una abadía cercana le prendió fuego al edificio, causando la muerte de Freimond
y de cien monjes. Raimomdin entonces acusó a Melusina de haberle traído la
desgracia a su linaje, y rechazando las muestras de consuelo que su esposa le ofrecía
la trató de odiosa serpiente, lo cual hizo comprender al hada que el secreto
había sido descubierto. Nada más recuperarse, saltó de una ventana
y, tras desplegar unas alas de murciélago, se alejó volando del castillo,
prometiendo que volvería a aparecer antes de la muerte de cada Señor de
Lusignan para llorar y lamentar la desgracia de la Casa.
La historia de Melusina (aunque cumple al final con la característica de ser mitad mujer mitad ave, cuando le salen alas para irse volando, y tiene una cola bífida debido a su transformación en serpiente, se explica que no es exactamente una sirena sino un hada) permite o invita
a la reflexión sobre qué es un signo y qué supone el acto de interpretar. Existe
una reflexión sobre la situación y
construcción del ser, del yo. La figura de Melusina es eficaz para la
explorar las cuestiones de identidad. Ella está condenada a una vida de
metamorfosis constante y a una inmortalidad que la aleja de su sueño de ser
mortal, tiene una condición híbrida: por su lado humano sus deseos son los propios del
común de los mortales, pero, por otro lado, su herencia materna, la mitad que es una serpiente, reforzada por
el hechizo, la condena a una vida sobrenatural.
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