miércoles, 21 de noviembre de 2018

Tarea 6. (Ninfas) Echartea Aguilar Eduardo Antonio

El Mito de Eco.


Las Ninfas son de los seres más versátiles y con la genealogía más basta dentro de la mitología, abarcan un largo catálogo de linajes como son: Nereidas, Oceánidas, Melias, Náyades, etc.

Suelen estar asociadas a la naturaleza, sobre todo con los árboles, ríos o plantas. Su característica particular es que no poseen una realmente, son descritas de diversas maneras y con variados atributos, aunque algo que sí  resulta constante es que se presentan con forma femenina, es decir, son divinidades antropomórficas, y sobre todo, de gran belleza.

En los mitos suelen ligarse con el linaje de los dioses, ya sea que éstas descienden de alguno, o que serán la madre de uno. También es contante el tópico de que suelen ser víctimas de persecuciones amorosas, pues algún ser se enamora perdidamente de ellas y ha de seguirla hasta obtenerla, tal es el caso del dios Apolo con la ninfa Dafne. 

Aparecen en entornos festivos o eróticos, bailando con los silenos, manteniendo relaciones sexuales con ellos o siendo perseguidas. Sin embargo, algo más que puede apreciarse en los mitos que involucran a alguna ninfa es que hay alguna lección de por medio. Se utilizan para ejemplificar algún vicio  o virtud humana. Tal es el caso de la ninfa Eco.


En Las Metamorfosis de Ovidio (III, 339-510), Eco había sido hechizada por Hera, cuando la diosa descubre que la ninfa la distraía con sus pláticas mientras Zeus tenía otros encuentros amorosos. El castigo consiste en que Eco, que siempre había sido parlanchina, solo puede repetir la última frase que escucha, perdiendo así la libertad de conversar con otros y el control sobre su propia voz. Enamorada del joven Narciso, cuando este la rechaza, la joven ninfa huye desconsolada y se aísla del resto del mundo y solo cuando  escucha algún sonido, involuntariamente lo reproduce y de ahí la razón de escuchar el eco en el viento.

El vicio que refleja Ecos es quizá la osadía del engaño hacia los dioses o su mal hábito de hablar demasiado, sin saber medirse, y ahora su castigo es que hablara incluso contra su voluntad.

Otra versión aparece en Longo en Dafnis y Cloe (III.23), cuando el joven Dafnis le relata a su amada Cloe la razón de escuchar el eco en las montañas. La joven Eco era una ninfa, que, aunque era mortal poseía una gran belleza y gran habilidad para los cantos y para tocar los instrumentos. Cuando llegó a la flor de su juventud, apegada a su virginidad rehuía al matrimonio, ya fuera con dioses o con hombres.  Víctima de la envidia del dios Pan debido a sus dones y a que no podía conquistar a la muchacha, infundió locura a cabreros y pastores, que despedazaron a la ninfa igual que si de una presa se tratara. Ya hecho esto, diseminaron sus restos por toda la tierra y estos, ya sea cubiertos por la misma tierra o convertidos en piedras, guardando su música en su interior, imitan los sonidos a su alrededor.

Aquí Eco es una víctima de la envidia divina y también de su rechazo al casamiento, algo que en otros mitos también se puede ver cuando alguna mujer deseaba conservar su virginidad por sobre el matrimonio y eso causaba, al parecer, el desagrado de algún dios.

 Echo - Alexandre Cabanel (1874).



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