ANTONIO GOMEZ SOFIA HYPATIA
CIRCE
DE JULIO CORTAZAR
La
imagen de Delia es idealizada a un nivel tal que podría ser exagerada; ella es
hermosa, rubia, frágil y dócil, lo que se compararía con la representación de
una diosa o doncella con toda su vanidad a flor de piel de una pintura (la
imagen de ella relata más de un sentimiento a la vez, al ser estática muestra
los movimientos frágiles y delicados así como sus facciones); usaba vestidos claros, y debido al matiz de su
piel blanca (según es narrado en el poema) combinaría bien con un tono azulado
o rosaseaceo, pero podría ser en realidad cualquier color, pero hago referencia
a este para relacionarlo con Circe, quien es representada con ambos colores,
uno por la pasión y el otro por las oceánidas, de quienes Circe es hermana;
aunque después Delia usara en señal de luto el color negro, lo que demostraría
la transición de la doncella al lado oscuro. Físicamente, Delia podría ser una
Circe moderna y el color de sus ropas habla de la doncella a la hechicera, del
bien al mal; no solo cambia en el poema de ropa sino de actitud. A diferencia
de ella, Circe siempre mostró su belleza a Odiseo, porque vaya que era hermosa,
y al mismo tiempo desde un principio se mostró como una hechicera. En La Odisea, Circe es una hechicera ya
forjada y no la evolución de una o de las máscaras de una mujer para fingir ser
alguien de día y otra de noche.
Delia frente a los otros es una mujer que se aleja de
la sociedad, no hace nada malo y mucho menos lo intenta (o por lo menos cuando está
fuera de su casa), es una chica normal, tímida y con una tez de tristeza porque
estaba de luto. Pero lo curioso es que a pesar de ello, de no ser una chica que
pareciera buscar problemas, provocaba rumores y chismes entre los vecinos, los
cuales incluso le odiaban sin una razón clara, algo que a ella no le imporataba
pues aunque la odiaran todos, siempre había uno que quearia estar con ella, esta persona como en el caso
de Rolo, Héctor y Mario sin entender el porque, queaban enamorados de Delia,
como magia de un hechizo y formaban una cadena de misterios, pues al enamorarse
y estar con ella uno por uno fallecía de una manera misteriosa e incluso ilógica.
Ella es una mujer de dos facetas, pues en el poema la muerte de sus amantes es
relatada con lentitud y no se comprende la sospecha de los vecinos acerca de
quién era realmente Delia, uno aparentemente se suicidó y el otro murió de un
paro cardiaco. Su muerte accidental cuenta el inicio del mito de Circe (pues
Delia es la principal sospechosa), quien envenenó a su esposo y huye para
hechizar mediante un menjurje a otros hombres fascinados con su presencia para transformarlos
en los monstruos que le acompañan en su desdicha; están con ella cuando no está
con su amante, sea éste Rolo, Héctor o Mario y cuando comparten momentos con
ellos estos son muy agradables y cordiales. Cumplen los estándares de como las
bestias acompañaban a Circe, siempre a donde iba ella estaban presentes. Están
de alguna manera ligados a ella, le son fieles y la protegen, pero también no
la lastiman por mucho que quisieran como si cuando Delia no estuviese, ellos dejarían
de ser lo que son y se vuelven sombras de un sueño difuso. Están encadenados a
ella. Los Mañara no son nada sin Delia como las bestias de Circe, son por ello
otra de las máscaras necesarias de Delia.
Delia, se cuenta, estuvo desde niña interactuando con
bestias o alimañas despreciables, como es el caso de las arañas, y ahora siendo
adulta, lo seguía haciendo, e incluso le acompañaba a donde fuera, como el caso
de un gato, un animal que en cierta época fue considerado un símbolo de brujería
y maldad. Por otro lado, los perros (que parece que son, según el autor
cariñosos con todo el mundo), se le alejan como por temor a quien era ella.
Esta actitud de gustar de la compañía de bestias es como la de Circe, quien no tenía
en su palacio gatos o perros, sino que tenia de los más feroces animales como
lobos y leones, animales poco ortodoxos para una mujer en una civilización como
lo es Delia. En el mundo de Delia y Circe no hay lugar para animales que
simbolicen pureza o bondad, deben ser de simbología oscura, de lo contrario, la
muerte y maldad, así como la hechicería de ambas terminara por liquidar; como
con Odiseo, quien al ser un alma “bondadosa” se cansaba y estaba envenenándose con
la compaña de Circe, es decir, poco a poco, moría. De la, misma manera el
conejo y pez que tuvo Delia, duraban poco tiempo vivos, pues su presencia
maligna de la doncella los mataba.
Aún si Circe o Delia no quisieran intencionalmente
asesinar a sus amados como Odiseo, Rodo, Héctor y ahora Mario, por naturaleza
era inevitable, la mujer hechicera y maligna no puede tener una vida normal
como la de una doncella. Además, estar con ellas no solo significan la muerte,
pues esta no sería común, será muy extraña y complicada; Rodo, cae y muere de
un ataque cardiaco, Héctor se suicida; mientras que por suerte o no Mario y Odiseo
logran escapar de ellas, pero no de su destino, resultado de su relación,
Odiseo debe sufrir por un viaje tormentoso, y Mario debe soportar el sufrimiento
tras conocer la verdadera cara de Delia.
A pesar de las actitudes demasiado extrañas de Delia,
Mario buscaba una explicación lógica en cuanto a todos los sucesos extraños que
la rodeaban, pero cuando encontró un mensaje en un tapiz, comenzaron sus
sospechas, puesto que tal mensaje era de Héctor, donde escribía su
arrepentimiento y temor por suicidarse: “Perdóname mi muerte, es imposible que
entiendas, pero perdóname, mamá. “Mario comprendió, que Rolo fue el primero en
encontrar su mensaje y tras haberlo leído y con un conjunto de circunstancias
relacionados con Delia, gritó tan fuerte que le dio un ataque al corazón. La muerte
del amado es inevitable.
Conforme Mario va acercándose más y más a Delia y a
los Mañara la concia mejor y en cuanto a ella, hablaban y la veía tocar el
piano, pero lo que más quería era conocer su forma de cocinar, suponiendo que
la perfección de la mujer se complementaría con sus habilidades en la cocina,
algo que solo por dichos de los Mañara podía confirmar pues, nunca los había
probado a sea los licores o bombones deliciosos que ella hacía.
Como ya se mencionó, la relación de Mario con los
Mañara era muy cordial y de buena amistad, pero todo cambio cuando él les
mostró que iba a regalarle a Delia unos bombones; inmediatamente su actitud
cambió, ellos sabían lo que eso significaba y no dijeron nada, como cuando de
la nave de Odiseo bajaron los compañeros de éste y vieron los animales
compañeros de Circe no los atacaron, sino que lo más probable es que con
gruñidos intentaron advertirles lo que pasaría pero al no saber comunicarse por
su parte y no entenderlos por parte de los compañeros de Odiseo, el destino que
sufrirían sería el mismo que el de las fieras; es decir, las fieras son el
resultado simbólico de los Mañara, que, aunque quisieran no podían advertirle a
Mario que esa caja de bombones que regalaría a Circe, sería el principio del
fin.
Como si fuera una dulce invitación, cuando Delia
recibió los bombones y decidió mostrarle y darle a probar a Mario los bombones
y licores que ella creaba. Con esto, así como Circe, les dio mediante engaños y
seducción a los compañeros de Odiseo, sus menjurjes, es decir, su poción mágica
para hacerlos suyos.
Ni Circe ni Delia obligaron a alguno a tomarlo, ellos
por voluntad lo hacían y ellas disfrutaban ver como caían aquellos desdichados en
su engaño. Después de la primera probada Delia seguía experimentando y dándole más
y más de sus creaciones a Mario, pero entre más le daba a él, menos agarraban
de aquello los Mañara, quienes en defensa actuaban con temor a que los dulces
tuvieran algo malo en su interior. Así como las bestias de Circe, ellos al
saber que era una poción de mala muerte, no querían más veneno.
Se podría pensar que los Mañara se preocupan por Mario
y no gustaban de que Delia siguiese preparando sus dulces “especiales” pero
olvidaron todo cuando Mario por voluntad, decidió comprarle los ingredientes a
Delia para que continuará haciéndolos, lo hizo con la misma voluntad que tuvo
cuando probó los bombones por primera vez. Ella estaba contenta con esto, pues
lo había logrado manipular como quería.
La seducción con la música que sonaba tocando el piano
le hipnotizaba y lo llevaba a otro mundo, donde le hacía imaginar que la mujer
que tocaba era otra, pero una noche los sorprendieron uno de los Mañara y que, encendiendo
la luz, en ese momento de trance Mario vio por unos momentos la verdadera forma
de Delia, la de un ser parecido a unos cien pies con aura tenebrosa. Con esto
se deduce la identidad real del ser, así como Circe, la belleza de la doncella
es solo una fachada de aquella bestia que devora el alma de los hombres.
De nuevo algo que debió notar y poner atención Mario
es cuando le pide matrimonio a Delia, pues al enterarse los Mañara, en vez de
alegrarse palidecieron, y pareciera que intentaban advertirle de algo, pero no
lo hicieron; así como ya se mencionó anteriormente, ellos intentaron advertirle
como lo hicieron los animales a los compañeros de Odiseo, pero todo fue en
vano, no se podría evitar lo inevitable. Ese era el paso que le faltaba para
ser el tercer novio, el tercer en morir. Ellos no pudieron decir nada por lo
que podría ser miedo a Delia, pero lo sí lo hicieron de una manera poco
convencional, pues mas tarde, y antes de la boda, Mario recibió notas
relacionadas con Delia y sus antiguos amantes como: “Yo que usted tendría
cuidado con el escalón del cancel”, pero él obviamente lo ignoró, resultado de
que ya estaba cegado de “amor” o del posible embrujo de Circe.
Mario conoce a la Delia hechicera cuando pasa la noche
con ella, descubre la trampa en la que se acababa de meter cuando ve al gato
que siempre la seguía con dos alfileres enterrados en los ojos, y encuentra la cocina
hecha especialmente para una bruja. Ella grita y él la ahoga mientras escucha
como con satisfacción estaban ocultos tras la puerta los Mañara. Él era el
siguiente, y era muy tarde para ver hacia atrás. Así como las fieras contemplaban
como los compañeros de Odiseo se transformaban en sus semejantes, los Maraña
observaban como Mario sucumbía ante Delia como la próxima víctima del legado de
Circe.
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