Flores Blancas Erika Aranza
De
ninfas a nínfulas en un fragmento de la obra de Nabokov.
En la novela que lleva por título Lolita del autor Vladimir Nabokov, aquel
personaje masculino principal cuyo nombre es Humbert Humbert se enamora de una
muchacha en edad apenas núbil, Lolita. Aquel hombre la describe como una
nínfula. He aquí el fragmento:
“Ahora creo llegado el momento de
presentar al lector algunas consideraciones de orden general. Entre los límites
de los nueve y los catorce años, surgen doncellas que revelan a ciertos
viajeros embrujados, dos o más veces mayores que ellas, su verdadera
naturaleza, no humana, sino nínfica (o sea demoníaca); propongo llamar
«nínfulas» a esas criaturas escogidas. Se advertirá que reemplazo términos
espaciales por temporales. En realidad, querría que el lector considerara los
«nueve» y los «catorce» como los límites –playas espejeantes, rocas rosadas– de
una isla encantada, habitada por esas nínfulas mías y rodeada por un mar vasto
y brumoso.”
Curiosamente describe justo la edad de las
nínfulas entre los nueve y catorce años, edad en la cual biológicamente se
comienzan a presentar algunas características como inicios de fertilidad en las
niñas en crecimiento. Edad que en algunas
fuentes antiguas se describe a las ninfas. Podríamos decir entonces que una
nínfula es una evolución del siglo XX de lo que es una ninfa. Ya que son
descritas como mujeres en edad núbil, e incluso en Esquilo ya como: “[…] hijas
dadoras de vida der argivo río Inaco”(Sémele
o las portadoras de agua). Parecen tener las ninfas un carácter de
fertilidad en surgimiento. Las nínfulas son, entonces, una adaptación del siglo
XX de aquellos seres intermedios casi divinos.
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