sábado, 13 de octubre de 2018

Tarea 4. Santín Mora Patricio


Un ejemplo de los centauros en la literatura moderna 


La iconografía de los centauros es muy conocida, hombres de la cintura hacia arriba y cuerpo de caballo, pero sin la cabeza y el cuello, de la cintura hacia abajo. Son seres de costumbres salvajes, famosos por su lucha mitológica con los lapitas y otros héroes griegos, aunque también hay centauros civilizados como Quirón, pero en este comentario me centraré sólo en los salvajes.   Hay varias teorías de su origen tanto mitológico como simbólico. En lo personal la que me parece de gran interés es que el origen de la criatura del centauro viene de un pueblo que no conocía la equitación; y al encontrarse  con uno que sí no se supo reconocer que el jinete estaba compuesto por dos seres. Ésta es una explicación acertada pero falta de contenido simbólico. Para esto utilizaré una obra relativamente moderna, del siglo XX, para crear una propuesta del impacto que pudo haber tenido en antiguo pueblo micénico al conocer las invasiones dóricas, también conocidas como el Regreso de los Heraclidas.

     El libro al que me quiero referir es The Painted Bird  del escritor judío polaco-americano Jerzy Kosinki. Un escritor sumamente interesante tanto en lo simbólico como en lo personal. Su vida fue muy polémica. En su infancia tuvo que separarse de sus padres debido a la invasión nazi de Polonia en 1939; fue puesto a cargo con una cuidadora que lo ocultó  como un niño cristiano ante los alemanes. Después de la guerra Jersy emigraría hacia Estados Unidos y ahí, gracias a su gran habilidad para aprender idiomas, escribiría su novela en inglés. Hay muchos rumores en torno a su vida, desde un encuentro de peligro mortal en Estados Unidos con unos ultra-nacionalistas polacos; la acusación de que la novela no fue escrita por él, sino que fue un encargo; que robó muchas historias populares polacas en su libro, hasta el dejar muy mal plantados a los polacos en su novela, etc, etc… En lo personal pienso que estas acusaciones son injustificadas, pero considero importante mencionarlas. Kosinski se suicidaría en 1991.

     The Painted Bird  es una novela contada en primera persona por un niño judío o gitano, nunca se especifica bien. Trata de una bizarra odisea, en el sentido anglo-sajón de la palabra, a través de una Europa del Este destrozada completamente por la guerra; y aun peor por el Holocausto. Hay varios pasajes tremendos, en los que no se sabe si son reales o no, si Jerzy los presenció realmente o no. Esa es otra de sus controversias. Pero a mi parecer me parece que la nóvela es bastante clara en su carácter, es simbólica, no real por completo, aunque con un componente de vivencias personales de Jerzy, que nunca sabremos hasta donde fueron ciertas o no. El libro deja ver una gran denuncia al racismo y al tribalismo humano en general, tiene una fuerte crítica al nacionalismo  tanto polaco, como alemán, pero también se opone fuertemente al comunismo.

     El pasaje al que me quiero referir para conectarlo con el tema de los centauros, es el capítulo #15. En este, el niño protagonista ya está en la última aldea de su periplo por los bosques del Este. El relato trata de una escena dantesca de los últimos días de la guerra. Los alemanes, después de Kursk, tienen que ir replegándose cada vez más hacia el Oeste, el frente se acerca. Pero como castigo a la población civil utilizan a unos aliados suyos: los calmucos (para saber más acerca de los calmucos, los vlasovitas y demás desertores del régimen soviético Cf. Archipiélago Gulag de Alexandr Solzhenytsin). Kosinki los relaciona con las invasiones mongólicas a través de los pobladores que describió, a través de su imaginario colectivo (Kosinski, 1965, p.184). Y es completamente cierto esta parte del libro, la Horda Dorada asoló en el siglo XIII Europa del Este, y todas esas historias quedaron grabadas en los relatos de los pueblos eslavos de la región, como ahora aún en Medio Oriente se cuenta las atrocidades de los Cruzados en Siria. Todo eso permanece en la mitología de los pueblos.

     Jerzy escribe: “Next day at noon a band of mounted men rode up to the village. There were hundreds of them, perhaps more. They seemed to be one with their horses; they rode with marvelous ease, without any set order. They wore green German uniforms with bright buttons and forage caps pulled down over their eyes” (idem).  Lo que realizarían después los calmucos no lo contaré aquí, es una escena impresionante pero terrible y dantesca pintada por el autor, y extremadamente difícil de exponer con justicia en un comentario escrito; para eso dejaré una pintura abajo que lo describe la escena bastante bien. Sólo diré que era el infierno en la tierra; y sus demonios eran los hombres a caballo.

     Haya sido real o no el relato de Kosinksi, algo queda muy claro: hay sucesos históricos que quedan marcados en la cosmovisión de un pueblo, por lo trágico y  traumático. Las invasiones mongolas en Europa del Este dejaron una marca importante en las historias de sus pobladores, de eso no hay duda. Y aquí viene lo interesante, los centauros, esos jinetes que los antiguos no conocían en ese entonces, con sus espadas de hierro, pudieron haber dejado una llaga muy profunda en los relatos antiguos de los griegos también. Tanto así que la única forma de racionalizarlos para ellos fue volverlos hombres bestias; seres que abandonaron su humanidad y se convirtieron al salvajismo, se volcaron al horror de la guerra y el pillaje. Hay varias explicaciones psicológicas de la causa de eso; una de las principales es que el estrés y el franco abandono de ganar la guerra por parte de los vencidos fueron lo que llevaron a estos hombres a cometer actos horrendos, pero eso no explica por qué en el lado soviético también hubo casos de esta naturaleza. Es el ejemplo de una historia repetida; el pillaje de pueblos nómadas desesperados por sobrevivir y conseguir recursos a través del tiempo, queda perfectamente plasmado en la conciencia colectiva de los pueblos antiguos y modernos: un gran ejemplo es el rapto de Deyanira. Todos estos sucesos ya no nos deberían ser ajenos. Es una horrible marca de lo que ha sido  puede volver a repetirse sino entendemos bien que la mitología nos puede enseñar cosas. El pasado nos grita que con un tremendo pavor que aún se refleja en el presente.

Kosinksi, J., The Painted Bird, Boston: Bantam Books, 1965.

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