Cíclope: Polifemo, Gaatea y Acis en la música
El cíclope es un gigante mitológico, dotado de un solo ojo
frontal, que parece simbolizar las fuerzas primarias de la naturaleza. Esta
figura mitológica reúne en él dos tradiciones, la del forjador, servidor de
Zeus y de Hefesto, que creó el rayo para Zeus; y la del monstruo salvaje de fuerza
prodigiosa, escondido en las cavernas, de las que no sale más que para cazar. Uno de estos Cíclopes
ha dejado huella en diversos creadores de distintas épocas, se hace de Polifemo
un recuerdo de violencia dominada y de dulzura melancólica (a pesar de ser antropófago
y de las rocas que lanzaba brutalmente sobre los hombres), burlada por la bella
Galatea, mientras ella permanecía indiferente a Polifemo, que se dolía de amor
por su gracia ligera.
En las versiones antiguas disponibles que tratan
directamente con la figura mitológica enamorada, Polifemo se ve rechazado
porque la ninfa ya está seducida por otra figura, en Filóxeno es Odiseo, en Ovidio
es Acis, mientras que en Teócrito es mucho más importante la apreciación
musical de Polifemo. La tradición del cíclope terrible fue dejada de lado.
Durante el Siglo de Oro de la literatura española, siglos XVI y XVII, fue un
tema influyente para Luis de Góngora y su composición Fábula de Polifemo y Galatea.
DESCRIPCIÓN:
Pieza musical adaptada para orquesta. En el año 2000 Andrés Valero-Castells escribe el poema
sinfónico para banda “Polifemo” (AV39), por encargo del Ayuntamiento de
Valencia, para ser obra obligada en el Certamen Internacional “Ciudad de
Valencia”. En 2005 transcribe para piano la parte central de la obra, a
petición de Miguel Álvarez Argudo. En 2006 recibe el encargo de la Fundación
Autor y la AEOS (Asociación Española de Orquestas Sinfónicas), a petición de la
Orquesta de Córdoba, para escribir una nueva obra. No obstante, la procedencia
cordobesa de la mayor de las fuentes literarias sobre el mito de Polifemo (Luis
de Góngora), la debilidad del director y amigo Manuel Hernández Silva por la
obra original para banda, y el hecho de que ya en su primera redacción en 2000
tuvo que contener algunas ideas debido a la duración máxima que se propuso,
fueron los factores que le impulsaron a escribir “Polifemo y Galatea” (AV63).
El estreno se produjo en el IV Festival de Música Española de Cádiz, y en la temporada
de abono de la Orquesta de Córdoba en 2007. Existen dos registros discográficos
editados, que recogen el estreno, y la grabación en estudio de la fenomenal
versión de la orquesta cordobesa.
ANÁLISIS FORMAL:
El mismo Valero-Castells ofrece un análisis detallado de su composición:
“la música empieza en la estrofa cuarta, obviando las tres
primeras (referidas a la dedicatoria del poema). La descripción de la hermosa
costa siciliana (Andante contemplativo); la visión de la misteriosa morada del
cíclope (Larguetto lugubre); la horrenda impresión del gigante de un solo ojo,
tocando su gran zampoña (Allegro feroce); el enamoramiento de Acis y Galatea,
representados por el fagot y el corno inglés (Adagio mesto); el canto de
Polifemo, otorgado íntegramente al trombón; los celos terribles y asesinato de
Acis (Andantino furioso / estrofas 59 a 62, claves para el desenlace); así como
la metamorfosis de la sangre derramada, en el agua de una fuente imperecedera
(Moderato giocoso, símbolo del triunfo del amor de Acis y Galatea), constituyen
los núcleos principales de contenido, que resultan de especial interés para la
comprensión auditiva de la obra. Es cierto que se trata de una literatura muy
musical, y no cabe duda de que la atenta lectura del poema dará mayor sentido a
los pentagramas, porque el desarrollo argumental sonoro discurre más o menos
paralelo al literario, pero la obra está compuesta bajo la premisa de conseguir
un discurso musical que pueda funcionar perfectamente sin el conocimiento
detallado del poema por parte del oyente, dada la diferente naturaleza del
medio en el que se expresan las ideas.”
Es posible realizar una lectura de la manera en la que ofrece el autor para verificar o descartar el seguimiento propuesto:
Instrumentación:
Flauta 1 y 2; Oboe 1 y 2; Corno inglés en fa; Fagot 1, 2;
Requinto en mi bemol; Clarinete en si bemol 1, 2, 3, 4; Clarinete bajo en si bemol;
Saxofón alto en mib 1, 2; Saxofón tenor en sib 1, 2; Saxofón barítono en mi bemol;
Trompa en fa 1, 2, 3, 4; Fliscorno en sib 1, 2; Trompeta en do 1, 2, 3 (también
en si bemol); Trombón 1, 2, 3 (trb. bajo); Bombardino en do 1, 2 (también en si
bemol); Tuba (también en si bemol); Violonchelos (parte opcional); Contrabajos
(parte opcional); Percusión* 1, 2, 3, 4, 5, 6 (perc. 2 opcional).
- Percusión 1: Timbales (4).
- Percusión 2: Xilófono, Vibráfono.
- Percusión 3: Lira, Tom toms (4), Bombo (compartido con
perc. 5 y 6).
- Percusión 4: Caja clara, Caracola marina, Cortina de
metal, Triángulo, Tambor de océano.
- Percusión 5: Bombo (compartido con perc. 3 y 6), Cencerros
(2, compartidos con perc. 6), Platos suspendidos (2: crash, ride), Bongós (2).
- Percusión 6: Bombo (compartido con perc. 3 y 5), Cencerros
(2, compartidos con perc. 5), Pandereta, Tam tams (2: grande, mediano), Platos
de choque.
COMENTARIO:
En la fábula, Góngora se propuso elevar la lengua castellana
a la altura de la latina, es por ello que en el poema, podemos apreciar un
lenguaje latinizado, lleno de un hipérbaton que no se hallan en las reglas
básicas de la sintaxis castellana, así como referencias mitológicas y
sorprendentes metáforas. Se trata pues, de un poema con estilo innovador. En
cuanto a la pieza musical, sincroniza de manera muy acertada con los personajes
presentados: las percusiones, algo torpes y graves, concuerdan con un gigantesco
Polifemo persiguiendo con pasos brutos y las dulces notas de algunos
instrumentos de viento dan la impresión de una Galatea joven, sensual, natural
y bella; otra parte de la instrumentación recuerdan a un Acis varonil y ágil, a
través de las notas es posible desarrollar musicalmente toda la historia
impresa en las palabras de Góngora.
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