domingo, 28 de octubre de 2018

Tarea 4. Ortega Valtierra Evelyn


Cíclope: Polifemo, Gaatea y Acis en la música


El cíclope es un gigante mitológico, dotado de un solo ojo frontal, que parece simbolizar las fuerzas primarias de la naturaleza. Esta figura mitológica reúne en él dos tradiciones, la del forjador, servidor de Zeus y de Hefesto, que creó el rayo para Zeus; y la del monstruo salvaje de fuerza prodigiosa, escondido en las cavernas, de las que no sale más que para cazar. Uno de estos Cíclopes ha dejado huella en diversos creadores de distintas épocas, se hace de Polifemo un recuerdo de violencia dominada y de dulzura melancólica (a pesar de ser antropófago y de las rocas que lanzaba brutalmente sobre los hombres), burlada por la bella Galatea, mientras ella permanecía indiferente a Polifemo, que se dolía de amor por su gracia ligera.

En las versiones antiguas disponibles que tratan directamente con la figura mitológica enamorada, Polifemo se ve rechazado porque la ninfa ya está seducida por otra figura, en Filóxeno es Odiseo, en Ovidio es Acis, mientras que en Teócrito es mucho más importante la apreciación musical de Polifemo. La tradición del cíclope terrible fue dejada de lado. Durante el Siglo de Oro de la literatura española, siglos XVI y XVII, fue un tema influyente para Luis de Góngora y su composición Fábula de Polifemo y Galatea.




DESCRIPCIÓN:
Pieza musical adaptada para orquesta. En el año 2000 Andrés Valero-Castells escribe el poema sinfónico para banda “Polifemo” (AV39), por encargo del Ayuntamiento de Valencia, para ser obra obligada en el Certamen Internacional “Ciudad de Valencia”. En 2005 transcribe para piano la parte central de la obra, a petición de Miguel Álvarez Argudo. En 2006 recibe el encargo de la Fundación Autor y la AEOS (Asociación Española de Orquestas Sinfónicas), a petición de la Orquesta de Córdoba, para escribir una nueva obra. No obstante, la procedencia cordobesa de la mayor de las fuentes literarias sobre el mito de Polifemo (Luis de Góngora), la debilidad del director y amigo Manuel Hernández Silva por la obra original para banda, y el hecho de que ya en su primera redacción en 2000 tuvo que contener algunas ideas debido a la duración máxima que se propuso, fueron los factores que le impulsaron a escribir “Polifemo y Galatea” (AV63). El estreno se produjo en el IV Festival de Música Española de Cádiz, y en la temporada de abono de la Orquesta de Córdoba en 2007. Existen dos registros discográficos editados, que recogen el estreno, y la grabación en estudio de la fenomenal versión de la orquesta cordobesa.

ANÁLISIS FORMAL:
El mismo Valero-Castells ofrece un análisis detallado de su composición:
“la música empieza en la estrofa cuarta, obviando las tres primeras (referidas a la dedicatoria del poema). La descripción de la hermosa costa siciliana (Andante contemplativo); la visión de la misteriosa morada del cíclope (Larguetto lugubre); la horrenda impresión del gigante de un solo ojo, tocando su gran zampoña (Allegro feroce); el enamoramiento de Acis y Galatea, representados por el fagot y el corno inglés (Adagio mesto); el canto de Polifemo, otorgado íntegramente al trombón; los celos terribles y asesinato de Acis (Andantino furioso / estrofas 59 a 62, claves para el desenlace); así como la metamorfosis de la sangre derramada, en el agua de una fuente imperecedera (Moderato giocoso, símbolo del triunfo del amor de Acis y Galatea), constituyen los núcleos principales de contenido, que resultan de especial interés para la comprensión auditiva de la obra. Es cierto que se trata de una literatura muy musical, y no cabe duda de que la atenta lectura del poema dará mayor sentido a los pentagramas, porque el desarrollo argumental sonoro discurre más o menos paralelo al literario, pero la obra está compuesta bajo la premisa de conseguir un discurso musical que pueda funcionar perfectamente sin el conocimiento detallado del poema por parte del oyente, dada la diferente naturaleza del medio en el que se expresan las ideas.”

Es posible realizar una lectura de la manera en la que ofrece el autor para verificar o descartar el seguimiento propuesto:



Instrumentación:
Flauta 1 y 2; Oboe 1 y 2; Corno inglés en fa; Fagot 1, 2; Requinto en mi bemol; Clarinete en si bemol 1, 2, 3, 4; Clarinete bajo en si bemol; Saxofón alto en mib 1, 2; Saxofón tenor en sib 1, 2; Saxofón barítono en mi bemol; Trompa en fa 1, 2, 3, 4; Fliscorno en sib 1, 2; Trompeta en do 1, 2, 3 (también en si bemol); Trombón 1, 2, 3 (trb. bajo); Bombardino en do 1, 2 (también en si bemol); Tuba (también en si bemol); Violonchelos (parte opcional); Contrabajos (parte opcional); Percusión* 1, 2, 3, 4, 5, 6 (perc. 2 opcional).

- Percusión 1: Timbales (4).
- Percusión 2: Xilófono, Vibráfono.
- Percusión 3: Lira, Tom toms (4), Bombo (compartido con perc. 5 y 6).
- Percusión 4: Caja clara, Caracola marina, Cortina de metal, Triángulo, Tambor de océano.
- Percusión 5: Bombo (compartido con perc. 3 y 6), Cencerros (2, compartidos con perc. 6), Platos suspendidos (2: crash, ride), Bongós (2).
- Percusión 6: Bombo (compartido con perc. 3 y 5), Cencerros (2, compartidos con perc. 5), Pandereta, Tam tams (2: grande, mediano), Platos de choque.

COMENTARIO:

En la fábula, Góngora se propuso elevar la lengua castellana a la altura de la latina, es por ello que en el poema, podemos apreciar un lenguaje latinizado, lleno de un hipérbaton que no se hallan en las reglas básicas de la sintaxis castellana, así como referencias mitológicas y sorprendentes metáforas. Se trata pues, de un poema con estilo innovador. En cuanto a la pieza musical, sincroniza de manera muy acertada con los personajes presentados: las percusiones, algo torpes y graves, concuerdan con un gigantesco Polifemo persiguiendo con pasos brutos y las dulces notas de algunos instrumentos de viento dan la impresión de una Galatea joven, sensual, natural y bella; otra parte de la instrumentación recuerdan a un Acis varonil y ágil, a través de las notas es posible desarrollar musicalmente toda la historia impresa en las palabras de Góngora.

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