jueves, 13 de diciembre de 2018

Tarea 9. Ortega Valtierra Evelyn

Sirena: etología en The mountain with teeth.


La sirena es una criatura íntimamente ligada a las aventuras épicas y cuya diversidad de orígenes, representaciones y ubicaciones da pie a múltiples interpretaciones. En un inicio, se trataba de una criatura con cuerpo de pájaro y poco a poco la iconografía las modificó hasta quedar con figura de pez de la cintura para abajo. Sobre sus padres no hay una versión uniforme, mientras Apolodoro (1.18, 1.63), Licofrón (712) e Higinio (141) las ubican como hijas de Aqueloo y Melpómene; Apolonio (4.892) y Nono de Panópolis (13.313) como hijas de Aqueloo y Terpsícore; Pausanias (9.34.3) y Ovidio en sus Metamorfosis (14.85) no discuten la maternidad y las conservan como hijas de Aqueloo; solamente Eurípides en su Helena (167) las ubica como hijas de Gea.

Se creía que tenían el poder de encantar e hipnotizar con su canto, sean representadas en dúo, terceto, grupo o en solitario, las sirenas tienen mayor singularidad que ningún otro ser híbrido en la historia grecorromana y tanto es así que se conservan varios nombres de sirenas, incluso puede hablarse de un culto, esto por un templo a las sirenas que es descrito por Estrabón. Independientemente de su tradición grecolatina, la sirena es un híbrido latente en toda zona acuática, desde marítima hasta lacustre, y por ende pertenece a varias zonas del mundo, aunque se ha conservado su imagen por vía literaria y se ha retomado en formato filmográfico, la principal vía de difusión es la iconográfica. La figura está presente en dibujos, tatuajes, pinturas, entre otros muchos soportes que se puedan imaginar. En esta ocasión, retomo a una popular ilustradora, y su perspectiva de las sirenas que, poco a poco, constituye su propio tratado de las sirenas.

DESCRIPCIÓN: Alejandra Gámez es una ilustradora mexicana de The mountain with teeth, un webcómic semanal sobre, fantasía, terror, tiras cómicas, o lo que sea que se le ocurra. Lo mismo puede tener fantasmas, animales, sirenas, seres de otros mundos, que chistes personales y anécdotas del día a día. Este revoltijo de temas sólo te puede asegurar una cosa: Nunca puedes saber lo que se publicará a continuación. Las imágenes se revelarán a lo largo del análisis formal por la gran cantidad de imágenes.

ANÁLISIS FORMAL: Primero, se permite no brindar un rostro definitivo a las sirenas (Fig. 1) y las ubica, en grupo, en un entorno acuoso, pues lo mismo pueden estar dentro del mar (Fig. 3, 6, 7a y 8), como fuera de este (Fig. 1 y 2), como entre la blanca nieve (Fig 4a y 4b), arenas movedizas (Fig. 5), el ojo humano (Fig. 7b) y la fluidez de un sueño (Fig. 9), igualmente, humano. Las hace consumidoras de peces y corazones humanos, ésto último un poco más metafórico que pragmático, dice que beben té o café con canela (Fig. 1 y 2). En el aspecto etológico, las convierte en conversadoras con las estrellas, les dota de creatividad en el dibujo (Fig. 3), conserva la cualidad del canto (Fig. 4a). Les concede cierto grado de humanidad al permitirles sentir tristeza (Fig. 6 y 7b), así como conocimiento, imaginación y creencia (Fig. 2), pero también mantienen el lado terrible que en época grecorromana le atribuyen los literarios (Fig. 2, 4b y 5). No habla de sus orígenes ni de su método de reproducción. Sobre su muerte, parece ser que casi siempre es inducida, a propósito (Fig. 8) o por accidente (Fig. 9).



Figura 1



Figura 2

Figura 3

Figura 4a

Figura 4b

Figura 5


Figura 6


Figura 7a

Figura 7b

Figura 8

Figura 9

COMENTARIO: Después de todas las ilustraciones y breves textos que las acompañan, considero posible que la ilustradora tome a la sirena como símbolo de la mujer al igual que la lectura simbólica de Wirth. La coloca como un ser bello, con poder de seducción y feminidad, por la necesidad del medio acuoso para su subsistencia y la relación de la humedad con el aspecto sexual, pero no deja de lado la representación de soledad y cotidianidad que cada mujer tiene en diferente medida, principalmente por su acertada primera ilustración de las sirenas: sin rostro, otorgando así una universalidad a la mujer. Las últimas imágenes, sobre la muerte de las sirenas, me remiten al descenso del hombre como hijo del cielo, continuando con Wirth, para la extracción de la mujer de su entorno natural para adaptarla a la utilidad del varón. Sobre la última imagen, el despertar del sueño y retirar el sentido mágico y onírico de la naturaleza femenina, significa, para mí, la muerte misma de la mujer.

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