En la mitología griega las arpías se consideraban
seres monstruosos, con un hambre tan terrible que siempre lucen pálidas, tienen
garras que les ayudan a robar comida de forma violenta para saciarse. La mitad de su cuerpo es el de una mujer y la
otra mitad de un ave con garras para la rapiña y, la mayoría de las veces, una
cola de escorpión; han sido representadas como mujeres viejas, deformes, con
senos desagradables y de una fealdad evidente.
Ellas han hecho difícil la vida de
varios héroes tales como Heracles o los Argonautas. Sin embargo, la concepción
de las arpías es diferente para la artista Simona Bramati, pintora italiana,
ella retrata a estos seres como bellas mujeres en una serie de tres pinturas.
Se pueden apreciar tres mujeres con la piel muy
pálida, una de las características más representativas de las arpías, casi
llegando a un color blanco un poco azulado, en el cuerpo de una de ellas se
aprecia su espalda y cómo se marcan sus huesos, podría pensarse que esto se debe
a que no comen y eso podría explicar el hambre desmesurada. A pesar de que la
imagen de las arpías generalmente es la de una mujer de aspecto espantoso, estas
mujeres lucen una piel radiante, una sonrisa amigable, tienen rasgos muy finos,
bellas líneas en su cuerpo y una cabellera bien cuidada.
Una
arpía es un ser híbrido por lo que para completar esta imagen en las mujeres se
representa lo que debería corresponder a la parte de un ave con plumas, aunque
no lucen como plumas de un ave de rapiña pues estas son delicadas, bien
definidas y de color claro que no sugiere que esta mujer pueda causar algún
daño.
La
apariencia de una arpía es lo más importante pues su propósito de alguna manera
es causar terror en sus víctimas mediante su apariencia, es probable que esta
nueva imagen sea solo un disfraz para generar confianza en el otro y poder
aprovecharse de esta ventaja. Cualquiera que sea la razón es una interesante
nueva perspectiva la que ofrece Simona de una criatura mitológica.
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